miércoles, 13 de septiembre de 2006
POEMA INÉDITO de Visnja Milohnic Roje
Todos los días
me visita una paloma coja:
gris y blanca, como mi cerebro
perdido en el tiempo.
Ella conserva
la memoria de mi ventana
y yo tan sólo
la cojera de mis años
viernes, 8 de septiembre de 2006
DE MILÁN A SANTIAGO, microcuento de Visnja Milohnic Roje
Mapocho: la llegada. Catorce años, el cabello rubio, acento extranjero. Eusebio Lillo, Toesca, Plaza Brasil, Salvador Donoso: pobreza, estudio, ilusiones: Chile.
Manuel Antonio Maira: belleza de reina, Arturo. El diploma en Independencia, en Alférez Real la mujer. San Isidro, el hijo bien amado.
En San Antonio y Diagonal Paraguay, trabajo, diagnósticos y tratamientos, amor a los pobres, gratitud y fatiga. Temores y éxitos.
Siempre Santiago como un contrapunto, su inquieto devenir en las entrañas.
Recoleta en la distancia próxima, pero antes, la calle Bandera: “...Alguien me espera...”
Manuel Antonio Maira: belleza de reina, Arturo. El diploma en Independencia, en Alférez Real la mujer. San Isidro, el hijo bien amado.
En San Antonio y Diagonal Paraguay, trabajo, diagnósticos y tratamientos, amor a los pobres, gratitud y fatiga. Temores y éxitos.
Siempre Santiago como un contrapunto, su inquieto devenir en las entrañas.
Recoleta en la distancia próxima, pero antes, la calle Bandera: “...Alguien me espera...”
PUNTILLISMO SENIL, poema de Visnja Milohnic Roje
Mi ángel de la guarda envejece:
sordo y somnoliento.
Un pájaro solo ya no canta y viene a mi ventana.
En mis manos,
aparecen sombras de un desconocido continente;
mis piernas se rebelan, los ojos ven claros
sólo
los recuerdos
pero,
se velan a la luz presente.
Se han ido los amigos envueltos en su capa,
La columna empequeñece,
se aferra a la piel del rostro,
a su sonrisa.
El río caudaloso ya no trae agua.
RELÁMPAGOS DE CUBA, poemas de Visnja Milohnic Roje (RIL Editores)
Portada del libro.
Para mi hijo Andrés
I
Poco fue el dólar del funeral del abuelo.
Poco el del sordomudo inquieto.
Tal vez los cinco del corazón de chocolate
para la novia de San Valentín
me absuelvan mañana de mis remordimientos
en Villa Santa Clara.
II
Su mano me mostraba la boca sin dientes,
su cara la simetría de un campo arado,
la ropa, el desorden de los años viejos.
Le entregué el pan con cerdo cubano
y mis ojos lloraron su futuro incierto.
III
El puño del guerrillero argentino
no se cerró tan fuerte sobre el arma,
como el del viejo mulato silencioso,
sobre el dólar odiado,
mientras se perdía en la multitud cantante.
IV
La iglesia más antigua de Cuba
tiene a la Virgen Inmaculada con la nariz rota
y los bancos vacíos.
Abre sus puertas a las ocho,
deja entrar el viento nocturno
y escucha el ritmo de un son cubano.
V
Mis guías sonrientes son Rafael y Justo.
El arcángel vengador y el juez ciego.
Detienen mi mano extendida al niño,
quieren cerrar mis ojos y apagar mi corazón.
No pasarán.
No vencerán.
Permitiré tan solo que bailen
un mambo conmigo.
VI
Tu estatua corta el aire.
La llamita perenne titila
y no se apaga.
Tu cuerpo está ahí.
El pueblo cubano tal vez llora.
¿Dónde está tu Idea, Comandante Che Guevara?
VII
En el baño público de Santa Clara
me dieron pedazos del diario “La Juventud Rebelde”,
envoltorios de blancos dulces cubanos.
Una vieja obesa que salía me dijo “brava”:
- no mire tanto,
Aquí todo está muy limpio.
VIII
¿Tiene un pedazo de jabón, señora,
me pregunta despacio la vieja negra.
Me odio por tener tez blanca,
oler a “Viento verde” y las manos limpias.
Y no tener jabón.
Me invade el recuerdo del momento doliente
cuando una pérfida italiana
le preguntó a mi madre:
¿quieres un pedazo de pan, sucia inmigrante eslava?
Huyo de allí como antes
sollozando mi desesperado silencio.
IX
(“Nombres comunes”)
Isidra camina muy lento.
Eulalia habla fuerte.
Amarilis tiene bigotes.
Odalis mira el horizonte.
Mydolly no es bella.
Odamí es triste...
Ladislav incrimina a sus padres
y a mi me llaman “Visni”
o simplemente,
no me llaman.
Para mi hijo Andrés
I
Poco fue el dólar del funeral del abuelo.
Poco el del sordomudo inquieto.
Tal vez los cinco del corazón de chocolate
para la novia de San Valentín
me absuelvan mañana de mis remordimientos
en Villa Santa Clara.
II
Su mano me mostraba la boca sin dientes,
su cara la simetría de un campo arado,
la ropa, el desorden de los años viejos.
Le entregué el pan con cerdo cubano
y mis ojos lloraron su futuro incierto.
III
El puño del guerrillero argentino
no se cerró tan fuerte sobre el arma,
como el del viejo mulato silencioso,
sobre el dólar odiado,
mientras se perdía en la multitud cantante.
IV
La iglesia más antigua de Cuba
tiene a la Virgen Inmaculada con la nariz rota
y los bancos vacíos.
Abre sus puertas a las ocho,
deja entrar el viento nocturno
y escucha el ritmo de un son cubano.
V
Mis guías sonrientes son Rafael y Justo.
El arcángel vengador y el juez ciego.
Detienen mi mano extendida al niño,
quieren cerrar mis ojos y apagar mi corazón.
No pasarán.
No vencerán.
Permitiré tan solo que bailen
un mambo conmigo.
VI
Tu estatua corta el aire.
La llamita perenne titila
y no se apaga.
Tu cuerpo está ahí.
El pueblo cubano tal vez llora.
¿Dónde está tu Idea, Comandante Che Guevara?
VII
En el baño público de Santa Clara
me dieron pedazos del diario “La Juventud Rebelde”,
envoltorios de blancos dulces cubanos.
Una vieja obesa que salía me dijo “brava”:
- no mire tanto,
Aquí todo está muy limpio.
VIII
¿Tiene un pedazo de jabón, señora,
me pregunta despacio la vieja negra.
Me odio por tener tez blanca,
oler a “Viento verde” y las manos limpias.
Y no tener jabón.
Me invade el recuerdo del momento doliente
cuando una pérfida italiana
le preguntó a mi madre:
¿quieres un pedazo de pan, sucia inmigrante eslava?
Huyo de allí como antes
sollozando mi desesperado silencio.
IX
(“Nombres comunes”)
Isidra camina muy lento.
Eulalia habla fuerte.
Amarilis tiene bigotes.
Odalis mira el horizonte.
Mydolly no es bella.
Odamí es triste...
Ladislav incrimina a sus padres
y a mi me llaman “Visni”
o simplemente,
no me llaman.
TAHITI, 2005
domingo, 23 de julio de 2006
MATRIMONIO CON JUAN ALBERTO MORALES MALVA
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